Galeano en su afanado libro “El fútbol a sol y sombra” define al hincha como aquel que una vez por semana huye de su casa y escapa al estadio y es ahí donde el hincha agita el pañuelo, traga saliva, traga veneno, susurra plegarias y maldiciones y de pronto se rompe la garganta en una ovación y salta como pulga abrazando al desconocido que grita el gol a su lado.
De seguro más de uno nos quedamos sin garganta luego de semejante gol, el triunfo nos llena de fe y orgullo a la hinchada y le permitirá al cuerpo técnico trabajar con un poco más de tranquilidad.
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